Y volver, volver...
A tus brazos otra vez. Mayo nos devuelve a dos lugares con recuerdos fuertes en este último año: Valencia y Granada.
Mayo trae la primavera (aunque en Valladolid todavía seguimos durmiendo bajo el edredón de invierno y menos mal) y nos devuelve a dos lugares con recuerdos fuertes en este último año: Valencia y Granada.
El 30 de octubre, cuando salía en coche de Valencia por la misma carretera por la que viajó la primera Brigada Mixta de republicanos hacia Teruel en el 37, medio zombie, con esa sensación tan extraña y apocalíptica, me prometí no volver a Valencia nunca más. ¿Por qué? No lo sé. Por el miedo que había pasado el día anterior y el que tenía en ese momento, supongo.
Era una de esas promesas absurdas, sin sentido, que sabes mientras las haces que pronto serán incumplidas. Como cuando te rompen el corazón y te prometes a ti misma no enamorarte jamás. O cuando dices que un vermú y a casa y en menos de diez minutos estás pidiendo la segunda ronda y pensando en la tercera.
Volver este viernes a Valencia y hacerlo con The Big Crunch. Apuntes para un proceso de (re)escritura y a un festival tan especial como el Cabanyal Íntim es el mejor gesto poético que se me ocurre para incumplir aquella promesa. Haremos dos pases dentro de #TerritoriPerformance, una acción con 5 piezas que ocurren al tiempo en distintos espacios del Teatre El Musical (TEM).


A ver cómo es volver al Crunch. A la caja, al sexo, al mezcal y, sobre todo, a esa cumbia vallisoletanogranaína que ojalá podáis escuchar más pronto que tarde porque nos programen en todas las ciudades desde las que nos leéis.
Y lo que haremos después del segundo pase, de desmontar y cargar la furgoneta será volver a la carretera. Porque el sábado nos llevamos Federico a Maracena, al ladito de Granada. Os recuerdo que las entradas están a la venta aquí.
Aunque en estos meses he vuelto a Granada (menos de lo que me habría gustado, la verdad) por el pódcast y porque sí, desde aquella noche mágica en la que compartimos Federico en el Barranco de Víznar no hemos tenido bolos en la ciudad en la que todo es posible, que diría Pepito del Amor.
Así que será muy emocionante volver después de tantísimo tiempo. Y, de paso, poder decirle a Pablo hasta pronto, see you soon en la tierra en la que nació y se estrenó (¡hace casi un año!) este espectáculo que tantas alegrías y personas y cosas hermosas nos está dando. Pablo se va a cumplir su sueño americano a Nueva York junto a nuestra Sara, que está allí estudiando e investigando gracias a una beca Fullbright (¡qué crack es la tía!). Pero volverá. Mientras vuelve, nosotras seguiremos compartiendo Federico. Que no cunda el pánico. Que además se vienen emociones fuertes que todavía no podemos contar porque, como ya sabéis, solo el misterio nos hace vivir.
Lo haremos junto a nuestro nuevo compañero Luis Heras, al que os presentaremos en breve. Luis tuvo la suerte de ver Federico en el Parque de la Carcavilla de Palencia con esta luz y este ambiente tan mágico.



El 14 de abril del 2025 en la Carcavilla es otro recuerdo que nos llevaremos para siempre. Fue un día súper loco, con el cuello partido mirando al cielo y a las trescientas aplicaciones meteorológicas para calcular si llovía, cuándo llovía, cuánto llovía. Pero la verdad es que mereció tantísimo la pena y fue tan especial que el estrés temporal se queda en anécdota y cada vez estamos más preparadas para trabajar en espacios de calle.




Quiero hacer una mención especial aquí al público que nos miraba con tanto calorcito a pesar del frío y la humedad (además de la tormenta explosiva que había caído a las seis de la tarde, teníamos al lado del escenario lo que posiblemente sea la fuente más grande de todo Palencia lanzando agua a chorros múltiples) y que aguantó estoicamente y con mucha emoción la hora y pico de espectáculo. Al terminar pudimos compartir un vino de la Bodega Diez Siglos, que colabora con nosotras desde el estreno de la obra, y fue precioso ese diálogo con la gente y entre la gente, con muchas historias de memoria que atravesaban a quienes estaban allí.
En los aplausos, tras los agradecimientos, recordamos a quienes les fue arrebatada la vida durante el Golpe Militar y la Guerra Civil y cuyos cuerpos siguen esparcidos bajo el parque infantil de La Carcavilla y a todos los familiares que han luchado contra el olvido. Me faltó gritar un ¡Viva la República! Así que aprovecho estas líneas para resarcirme.
Palencia también nos está dando muchas alegrías y las que vendrán.
1. DETRÁS DE LA FOTO.
Mientras escribía parte de esta cartita, me ha saltado en el móvil un recuerdo de hace justo dos años, el 13 de mayo de 2023. Ese día hablé por primera vez con Pepito del Amor en el patio de la Casa Museo de Federico García Lorca en Valderrubio (Granada). Nuestro amigo José García Dávila me había invitado a conocer El Rinconcillo (que, por cierto, se está celebrando ya y tiene una programación fantástica, para quienes nos leen desde Granada) y quería presentarme a Pepito. Estaba naciendo un proyecto que nos cambiaría para siempre. Y una amistad preciosa con Pepito, que en el momento de la foto ya me estaba contando unos buenos chismes, seguro.
Me despido hasta la próxima.
Pero mientras tanto, nos vemos, compartimos y hablamos a través de las redes sociales, el correo electrónico y la web, donde ya están anunciadas algunas de las de fechas de otoño.
Abrazo estrujador,
María